Recuerdo cuando en España sólo teníamos un canal de televisión. Un sólo desinformativo audiovisual y un montón de entretenimiento para las masas en ese único canal. Hoy en día tenemos muchos más. Cada uno tiene su propio desinformativo y además, un montón de mierda para la audiencia. (No es que quiera generalizar. La televisión, tal y como la conocemos, tiene una pequeña parte constructiva para el hombre, pero casi nadie es capaz de verla, principalmente porque no quieren que la veamos.)
La televisión se convirtió enseguida en el medio de comunicación más importante; el más influyente; porque todo el mundo quería tener una televisión. Tanto fue así, que hasta en los barrios más pobres de los países más explotados, las antenas de televisión comenzaron a adornar los tejados de las chabolas. Y quienes tenían el poder se dieron cuenta de este fenómeno, y se dedicaron a crear el contenido de la televisión.
Fue tanta la influencia que ésta ejercía sobre la gente, que un importante pensador e investigador, llamado Giovanni Sartori rebautizó al ser humano actual, denominándolo «homo videns» (hombre que ve), concibiéndolo como una nueva especie, diferente en su interior al «homo sapiens» (hombre que piensa). Tal vez sea esa la causa de que la gente vea la tele cada vez más y lea cada vez menos. Con la tele incluso, la gente habla menos, o habla más sobre lo que ve en la tele y menos sobre lo que piensa.
Recuerdo también una época en que la gente empezó a decir que todo eso iba a cambiar, que la gente iba a dejar de ver la tele, o al menos, no la vería de la misma manera que hasta entonces, porque estaba empezando a cobrar importancia una cosa llamada Internet. Internet era, según decían, el medio de comunicación del futuro, y la tele, según ellos, se convertiría algún día en Internet, algo que yo no lograba llegar a entender del todo, pero bueno…
Pasados los años, resulta que Internet ocupa buena parte de mi vida. Gracias a ella puedo expresarme ante mucha gente sin importar lo nervioso que me pongo cuando tengo que hablar en público. Puedo comunicarme con mis amigos por correo electrónico y mensajería instantánea, buscar información sobre todo aquello que me interesa o que necesito comprender. Por poder, puedo hasta hablar por teléfono, leer el periódico, escuchar la radio, y quién lo diría… hasta ver la televisión.
Paradójicamente, Internet ha hecho que vea cada vez menos la tele, llegando incluso a pasar largas temporadas sin encenderla. También me ha hecho recuperar mi afición por la lectura, aunque no sostenga un libro cuando lo hago. Por darme, Internet me ha dado hasta amigos. Gracias a ella he recuperado viejas amistades y otras se han fortalecido gracias a Internet.
Definitivamente tenían razón en una cosa: Internet es el medio de comunicación del futuro. Además, es el medio de comunicación más libre que jamás haya existido…
Y yo me pregunto: si a mí me ha dado tantas cosas buenas… ¿porqué sólo veo cosas malas sobre Internet en la televisión? ¿Será que a los que hacen la tele no les gusta?
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